4 Formas como las relaciones impactan tu vida

¿Alguna vez has escuchado la siguiente frase? "Todo en la vida se trata de relaciones".

No sé si estás de acuerdo, pero la verdad es que desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, tenemos la necesidad de conectarnos con otras personas.

Si somos casados o compartimos el hogar, probablemente conversemos en la mañana con alguien, compartamos el desayuno, tengamos que coordinarnos para ciertas actividades o quehaceres en la semana. O si vivimos solos, seguro que contestaremos algún whatsapp en la mañana, saludemos al conserje a la salida del edificio o en general nos relacionemos con las personas del trabajo.

Independientemente de nuestra etapa de vida, tenemos que conectarnos con otras personas. De hecho, en un ámbito más profesional, la experiencia que tengo trabajando en empresas grandes es que puedes ser un gran profesional, saber mucho y ser excelente en todo lo que haces, pero si no te sabes relacionar bien vertical y horizontalmente, lo más probable es que no crezcas.

Así que, definitivamente las relaciones son muy importantes. 

Liderando grupo de vida de mujeres profesionales, aprendí mucho acerca de las relaciones y hay 4 puntos clave acerca de cómo las relaciones tienen el poder de impactar nuestras vidas:

1. Las relaciones nos ayudan a crecer

Cuando nacemos, principalmente tenemos a nuestros padres, quienes básicamente moldean mucho de lo que somos y de lo que no somos también.

Por otra parte, en la capacidad que tengamos de abrir nuestras vidas a tener amistades sólidas, quienes nos rodean tendrán la posibilidad de ayudarnos a ser mejores personas y viceversa. 

Como lo dice en Proverbios 27:17 “El hierro se afila con el hierro, y el hombre con el trato con el hombre” 

¿De qué sirve una cuchilla si no está afilada? ¿Qué tan rápido podremos cortar algo, si no lo está? Probablemente cueste más que cumpla su propósito. Igual son las personas, si no procuramos aprender de otros, crecer como personas, nos va a costar más lograr nuestro propósito.

En Proverbio 27:6 también dice “Vale más el amigo que hiere que el enemigo que besa”. Esto también apoya el hecho, de que si queremos ser buenos amigos, tenemos que ser sinceros y retroalimentar de manera respetuosa y positiva a otros. Y así crecemos ambos.

2. Las relaciones te enseñan a perdonar

No sé si lo saben, pero las personas que tienen el mayor poder de herirnos (y que lo van a hacer) son las más cercanas.

Muchas veces sin darnos cuenta, tenemos heridas escondidas que no hemos sanado y eso precisamente nos trae problemas para relacionarnos después. El rencor, el odio y las heridas. Nos hacen crear barreras incluso con otras personas que no se lo merecen.

El entender ese hecho y darnos cuenta de las heridas que tenemos, nos permite tomar una decisión: Perdono, o no perdono.

Perdonar más que “mejorar la relación” nos libera de una carga personal, esto ya que perdonar no significa olvidar, significa “yo elijo no tener sentimientos negativos hacia esa persona y elijo ser feliz, sanando mi herida”

Jesús lo dijo claro: Si perdonan a otros todas sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre Celestial. Mateo 6:14

3. Las relaciones te enseñan a aceptar

Recuerdo una vez, en grupo de vida tenía una chica que tenía un carácter difícil y nos reunimos. Ella se desahoga conmigo ya que no “pasaba” a otra muchacha del grupo. Ella me decía: “no estoy de acuerdo con lo que ella dice y no me gusta cómo lo dice, eso me hace sentir incómoda y no querer ir al grupo”

Yo le dije: “Ok, tienes razón en sentirte incómoda, pero si siempre huyes de las personas diferentes a ti, ¿cómo vas a crecer? Te reto a que, aun siendo diferentes la aceptes, la aprendas a amar, y así crecen las dos”

Y bueno, hoy día ambas se encuentran en Perú y se quieren como no tienen idea.

Pero todo parte desde la aceptación y el respeto, y que las diferencias no implican que vamos a dejar de amar a las personas. Ya que eso no depende del otro, sino de uno mismo.

Colosenses 3:13-14 dice: Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.

4. Las relaciones te ayudan a establecer límites

La verdad es que las relaciones no siempre fluyen bien, ¿cierto?

Muchas veces, aun cuando pongamos todo nuestro esfuerzo en perdonar, amar y aceptar a otros, no importa lo que hagamos esas personas nos siguen generando un daño. Ya que podemos perdonar a otros, pero eso no implica que la otra persona va a cambiar.

En ese caso, un gran paso de madurez que podemos dar es establecer límites sanos. Sobre todo, cuando esas relaciones son muy cercanas. Por ejemplo: una mamá iracunda, un papá abusador, un hermano con problemas de carácter. Son personas que nunca dejarán de ser familia y por lo tanto, no podemos romper con esos lazos.

Sin embargo, lo que si podemos establecer límites en áreas de nuestras vidas, no darles el poder de controlar nuestras emociones, decidir qué cosas compartir y cuáles mejor no. Entre otras. De esa forma, resguardamos nuestro corazón y también cuidamos la relación.

En Proverbios 14:15-17 dice “El imprudente cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde anda. El sabio teme al mal y se aparta de él, pero al necio nada parece importarle. El que es impulsivo actúa sin pensar; el que es reflexivo mantiene la calma.”

Entonces, en este sentido tenemos que buscar de Dios la sabiduría para escuchar lo que nos bendice  y nos permite crecer, pero también mantener la calma y apartar los comentarios necios.

Finalmente, quiero preguntarte: ¿Cuál de estos efectos de las relaciones nos cuesta más?

De los 4 ámbitos, reflexiona en lo siguiente:

1. Crecer: ¿Aconsejamos a las personas que nos rodea o nos hacemos la vista gorda? ¿Aceptamos la retroalimentación de otros?
2. Perdonar: ¿A quién debemos perdonar para avanzar? ¿A quién debo pedir perdón?
3. Aceptar: ¿Cómo nos va aceptando a personas que son diferentes a nosotros? ¿Cómo podemos mostrarle el amor de Cristo?
4. Límites: ¿Con quién debería comenzar a establecer límites?