Perdón: La llave para sanar el corazón



Qué difícil es sanar una herida. Cuando menos te lo esperas, esa persona que es tan importante para ti hace cosas hirientes o sus palabras marcan tu corazón.

Es irónico, pero las personas más propensas a herirnos, son las más cercanas. Porque ellas son las que conocen nuestras luchas, nuestros 360°, lo bueno, lo malo, lo feo. Y pueden usar nuestra verdad como dagas en nuestra contra.

También pasa que aun cuando nos conduzcamos correctamente, resultemos heridos por las acciones de otros. Cuando esto sucede es típico reaccionar con el "Yo no me merezco esto" y puede que sea cierto, pero realmente ¿qué es lo que merecemos?.

A lo largo de mi vida, me he dado cuenta de que nada es perfecto, ni los momentos, ni las situaciones, ni mucho menos las personas, por eso es muy común resultar heridos y sentir que somos incapaces de perdonar.

Las heridas nos generan rabia, rencor, resentimiento, tristeza y a veces afectan también nuestra autoestima. Cambian nuestra manera de pensar, hasta nuestra manera de actuar, le permitimos a esa herida y a las personas definir quién somos. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez si esa herida tiene un propósito positivo en ti?

Si pensamos un poco, así como muchas veces no merecemos lo malo, la verdad es que no siempre merecemos todo lo bueno que nos pasa. Después de todo, nuestra imperfección causa también heridas a otros. Sin embargo, la verdad no se trata de merecer, sino de qué vamos a hacer con cada circunstancia.

Para esto, es importante que al ser heridos, podamos después de procesar todas las emociones, concentrarnos en cambiar el por qué por el para qué. Es decir, preguntarnos:
  • ¿Cuál es el propósito de lo que estoy viviendo?
  • ¿Qué puedo aprender de esto que sucedió?
  • ¿Cómo me prepara esto para el futuro?

Yo he aprendido que Dios usa los momentos de dolor para hacer de nosotros mejores personas. ¿Cómo? Enseñándonos el poder de perdonar a otros.

Puede que pienses: ¿Perdón? ¡Si no sabes lo que me hicieron! ¡No se merece mi perdón!

Pero una vez más: no se trata de merecer, el perdón se da aunque el otro no se lo merezca, porque en realidad el perdón es un proceso personal que nos ayuda a quitar la carga de nuestros hombros, tener paz y desechar los sentimientos negativos tales como: el rencor, el deseo de venganza, la ira, incluso de la depresión.

Quiero contarte una verdad que para mí fue reveladora: El diablo usa las debilidades de otros para atacar y hacerte cuestionar el amor de Dios. 

Parece ilógico, pero la verdad es más común de lo que creemos, cuando otras personas nos hieren lo que pensamos es: Dios, ¿por qué permitiste esto? ¡Yo no me lo merezco! Cuando realmente, cada persona es responsable de sus propias elecciones, Dios nos da libertad de actuar y cada acción tiene una consecuencia, positiva o negativa sobre nosotros o sobre las personas que nos rodean. Lo que Dios desea es que independientemente de la elección que tomemos, podamos celebrar los resultados buenos o arrepentirnos y corregir nuestro camino para crecer, evitando un mayor dolor en el futuro.

El amor es algo inesperado, el rencor es lo común. El perdón transforma y hace a otros humildes, la venganza genera un ciclo de odio. 


En la Biblia dice que la sabiduría “está llena de compasión y de buenos frutos” así como en Proverbios 17:9 “Quien perdona gana un amigo; quien no perdona gana un enemigo” (TLA).

Rick Warren en su devocional Esperanza Diaria comparte 4 características del perdón que pueden ayudarte a ver tu herida desde otra perspectiva:

  1. Perdonar es recordar cuánto te han perdonado.
    • Si no te sientes perdonado, no querrás perdonar a nadie más. Si eres duro contigo mismo, vas a ser duro con los demás. Pero mientras más gracia recibas de Dios, más amable serás con los demás. Cuanto más perdonado te sientas por Dios, más perdón darás a los demás.
  2. Perdonar es renunciar a tu derecho de vengarte.
    • La vida no es justa, pero un día Dios va a resolver todo eso. Va a corregir los errores. Entonces, ¿quién puede obtener mejor justicia, tú o Dios?
  3. El perdón es responder al mal con el bien.
    • ¿Cómo puedes saber cuándo realmente has perdonado a alguien? Cuando puedes ver el dolor de esa persona y no solo el tuyo, y orar para que Dios la bendiga. 
  4. El perdón es repetir el proceso mientras sea necesario.
    • ¿Cuánto tiempo debes seguir perdonando a alguien? Todo el tiempo que sea necesario. Tienes que seguir perdonando a esa persona hasta que el dolor se detenga y el deseo de vengarse desaparezca.

Dios es amor. Por eso quiere que transformemos el rencor y la venganza por amor inmerecido, de esta manera mostramos misericordia e impactamos vidas.

Si quieres cosechar amor y conciliación, siembra perdón y gracia. Dios puede sanar tu herida y cambiar tu perspectiva. Es tu elección: volverte una persona perdonadora que vive en paz o creerte incapaz de perdonar y vivir con la carga del rencor.

Da a la gente lo que necesita, no lo que se merece. Perdona y sana tu corazón.



Perdón: La llave para sanar el corazón Perdón: La llave para sanar el corazón Reviewed by Lisangel Paolini on 1:00 p.m. Rating: 5

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