Por qué decidí cambiar




Hablaba un día con una muchacha acerca de las dificultades a las cuales se estaba enfrentando y cómo hábitos que naturalmente mantenía en su vida le estaban trayendo consecuencias negativas en sus relaciones.

Profundizando en la conversación expresó su preocupación pues pensaba que al querer cambiar esa área estuviese haciéndolo por alguien más, ya que sentía que perdía independencia.

Me genera curiosidad la relación entre el cambio y la "dependencia". Cuando nos enfrentamos a situaciones en las cuales nuestro comportamiento y acciones afectan nuestro entorno e incluso la percepción de nosotras mismas, existen incomodidades que nos empujan a: reconocer que hay algo mal que cambiar o a demandar que nos acepten tal cual somos.


La primera opción nos lleva a autoanalizarnos y definir si necesitamos cambiar y la segunda opción nos hace evadir la realidad y muy posiblemente a perder relaciones valiosas. 

¿Por qué cambiar?

Cuando una persona que nos ama nos abre la ventana a reconocer un defecto, es difícil aceptar la crítica como algo bueno. Sin embargo, si somos lo suficientemente maduros, lo vemos como una oportunidad de mejorar. Es importante evaluar la madurez de la otra persona también, ya que muchas veces la crítica viene cargada de otros sentimientos que tergiversan la realidad. Cuando se recibe una crítica es importante luego darse un tiempo y analizar la conversación, separar la realidad de la emoción y trabajar en base a lo que te permite crecer. 

El cambio viene a darse al reconocer que el mismo nos llevará a un lugar de mayor bienestar.

¿Cuál es mi motivación?

Vivimos en un mundo de relaciones. Nos relacionamos con amistades, familiares, con Dios, incluso con nuestras mascotas. Pero ¿qué de nuestra relación con nosotros mismos?

A veces olvidamos que la persona más importante de nuestras vidas somos nosotros mismos. Incluso la Biblia dice amemos a los demás como nos amamos. Es decir, que si no tenemos amor propio, no podemos amar a los demás. 

El amor propio comienza con reconocer tu valor y ser una mejor versión de tí mismo cada día.

Cuando decidimos cambiar es porque reconocemos que queremos alcanzar un mayor bienestar por amor propio. Esta diferencia hace que todo tenga sentido y que nos llenemos de satisfacción, ya que cuando nuestra motivación es "agradar a otro" fácilmente desistimos o nos sentimos forzados a ser alguien distinto (aún cuando el cambio no tenga nada que ver con personalidad).

En el libro Emociones Tóxicas de Bernardo Stamateas nos insta a que "no confundamos la flexibilidad con debilidad. Por el contrario, una persona flexible es alguien fuerte, no rígido; firme, no estático. Cambiar la perspectiva significa adoptar una mentalidad flexible que te permita ver otras alternativas".

¿Cómo puedo comenzar el cambio?

Primero debes analizar cuál es el detonante de ese comportamiento, hábito o costumbre. Cuando identificas eso, puedes accionar evitando ese ambiente que te tienta a mantenerte allí.

Lo segundo es rodearte de personas que te apoyen y animen en el proceso de cambio. Posiblemente entre personas que lo superaron encuentres empatía y consejos prácticos que te ayuden a superar ese hábito.

Por último, pero igualmente importante, fortalece tu área espiritual. Difícilmente cuando colocamos nuestra confianza en nosotros mismos encontremos la fortaleza suficiente para decir que no a algo que llevamos años haciendo. La verdad es que no somos tan fuertes. Por lo que al buscar cercanía con Dios, entregarle ese proceso y permitirle que nos transforme podremos encontrar la firmeza de seguir adelante en nuestro andar.

Un regalo final

Vas a encontrarte a muchas personas que te desalentarán y dirán "no es necesario que lo hagas" o "cambia, pero no tanto"... Sin embargo, para conseguir cosas distintas, tienes que hacer cosas diferentes. Así que yo te digo: ¡Si puedes hacerlo! Esfuérzate, vale la pena al ver los resultados. Te vas a sentir mejor contigo mismo, crecerás, te darás cuenta de lo que eres capaz y finalmente, tu serás luz y esperanza para otros que comenzaron donde tu lo hiciste... ¡No te rindas!

..................................

"En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo." Efesios 4:23-24














Por qué decidí cambiar Por qué decidí cambiar Reviewed by Lisangel Paolini on 9:44 p.m. Rating: 5

No hay comentarios.:

Con tecnología de Blogger.